domingo, 19 de julio de 2009

POEMA DE BERTHA CAROU (ARGENTINA)

Estoy buscando una palabra perdida tras las sombras

porque mi sangre

bajo mi piel

tiene un galope de múltiples naufragios.

Desechos cautivos

aún prisioneros

de aguijones de fiebres y de ortigas

hostigan los sueños:

paraísos sobrecargados de idealismos

y vergeles de entusiasmos

en ese ayer ceñido a la intemperie

que entretejia

las luces

las hogueras exultantes

el fuego del ser

la pasión desmesurada

la música de Dios escuchada en las hojas y su arrullo

en la lombriz

en la hormiga

en la mano que se extiende y se ofrece a la inocencia

hacedora de milagros

de caricias

y de encuentros.

Estoy buscando la palabra perdida tras las sombras

para que al fin

me envuelva con su brillo

de humanidad en desmesura.

miércoles, 15 de julio de 2009

POEMA DE SANDRA VIVIANA GARCÍA (Colombia)

BIFURCACIÓN


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Se acaba el tiempo quizás

para perderme a solas con usted en un gesto

en una sonrisa, en un roce de manos

en una palabra dicha…

Se acaba el tiempo quizás

para borrar lo dicho

y comenzar de nuevo

y olvidar todo este delirio

Se acaba el tiempo quizás, quedando suspendido

en este palacio

en este secreto

en este olvido.

Se acaba el tiempo

y yo hago la maleta

recojo pedazos de nuestras palabras

y miradas mías que no se expresaron

Se acaba el tiempo

y aun así

me llevo tu boca y tus ojos y tu risa y tus manos.


POEMA DE MANUEL CAMACHO (México)


Si los muertos
Me siguen creciendo
No sé dónde los meteré.
En mis letras apenas caben.
Abriré tal vez
Un museo en la desmemoria,
Con libreta de opiniones
Y descuento a credenciales
De muerto caduco.

Si los muertos se hacen muchos
Me sentaré a no recordarlos.
Me cruzaré de brazos
En mi Gólgota privado.
Nadaré de a muertito
En la gélida pila
Que apila nombres
Imposibles y vacíos,
Huérfanos de nombrados,
Anémicos, famélicos de voz.

Si los muertos crecen,
Yo quiero enniñecer sin ellos.
Sin hoyos en los ojos del alma,
Sin hojas lloradas
Por árboles cuerdos,
Tan quietos, con gesto
De hacer memoria
A cuál y por cuántos
Desnudan sus ramas.

Cómo tañen los árboles
El llanto del viento.

No me caben ya mis muertos.
Yo no quepo tampoco, tan poco,
Tan poquito en el cuerpo.

POEMA DE SARA CASTELAR

A JOSÉ MARÍA PINILLA (In memoriam)

¿Escuchas, José María, cómo se dobla el mar entre los dedos?
Podría ser mañana
esa estación en la que insistes con voz y sin latido,
el soplo de la orilla que me devuelve el verso, el intocable,
la mínima esperanza en los relojes.

Puedo escuchar ahora ese horizonte leve que se inquieta
y de un tajo divide los silencios:
uno para tu cuerpo,
que llorará la sangre hasta quedarse seca
y otro para el mar,
donde la forma helada de la tarde construye el abandono.

Porque estabas equivocado, sí, nunca han sido bellas las gaviotas
ni la felicidad es una línea plana al nivel de la arena,
porque tuviste que morirte ahora, este mes sin garganta
tan mudo y tan humano.

Yo sé que el olvido es un mal que no contiene el tiempo,
que se precipitaron
cordones de vacíos en tu boca
pero a veces, uno espera el llamado de los puertos
porque ellos conocen todas las despedidas
y saben reclamar la vuelta del frágil navegante.

En un lugar de la Habana hay una mujer que llora
con las manos manchadas de tabaco,
ella no sabe la razón de que le crezcan lágrimas en marzo,
pero tú y yo, José María,
lo sabemos.

POEMA DE CARMEN ESCOHOTADO

VERANO


Esta vuelta de vacaciones va a ser diferente.
Podré abrir los cuadros para verles el fondo,
bañaré la vajilla entumecida,
perfumaré el hedor de los ladrones,
atraparé un rayo de sol para las lámparas
que se hayan fundido,
el buzón estará lleno de cartas viejas
que tiraré al contenedor de papel
y borraré sin escuchar los recados del contestador.

Me cortaré varios kilos para entrar más ligera en mi nueva vida,
con poca cosa en los bolsillos:
el móvil que sólo admite los números de los espíritus soñadores,
y un pincel para los brochazos de desmemoria.

POEMA DE CLARISA MARTINA VITANTONIO (ARGENTINA)

NAVEGAR URBANO


cómo mirar a los ojos
por dentro
y navegar hasta las entrañas
de la propia esencia
entre gotas volando
por venas

entre tangos insolentes

y descubrirse
desvestirse la piel
en el anfiteatro urbano
representar la tragi-comedia
remolonear al público los dolores
encallados

espetando aplausos que no llegan
dos manos dos piernas dos ojos
un corazón sazonado con
terrones de azúcar
las gotas se ramifican
explotan
deambulan pasional en las entrañas

POEMA DE FRANCISCO CHECA Y OLMOS


EL INMIGRANTE


Por los campos de Almería
vaga un fantasma de plástico y hojalata;
despierta cuando del cielo
le perforan hilos de acero y plata.

Deambula entre invernaderos
en busca de sol y de agua;
perdido va en la maleza
de verdes, alambre y rabia.

Labora sobre la arena
tragando un haz de esperanza,
escala montes sin ojos
y perdidas las miradas.

Se acuna como un niño
entre el algodón de una mata
y duerme como una sombra
hasta que abre puertas el alba.

POEMA DE ÁNGELES FERNANGÓMEZ


Poema inspirado en el cuadro “Esperándote” de Mª Carmen de Inés.

Autora del poema: Ángeles Fernangómez

ESCALOFRIOS


El niño lo nota,
lo palpan sus dedos desnudos de piel.
No mira. No sabe.

No ve todavía.
No es.
Nunca ha sido.

Pero ve a su manera,
a su modo percibe en la cueva
que el gusano blanco le mira,
es amigo, bueno, gusanito bueno
que sabe a maná de la madre. Maná.

Perfora, taladra y penetra el gusano
en la manzana del vientre
que una madre presta al hijo no nato.
Una madre que come veneno
y le pasa las sobras
al niño que duerme en la cuna primera,
manzana de vientre preñado,
zumo de cicuta en las venas.

El niño confía, no sabe no hacerlo.
Le dicen los genes que una madre es
el brazo que abraza,

la mano que mima,
la boca que besa,
la casa que acoge...

No puede. La madre no puede.
No supo engancharse a la vida
y ahora mira sin ojos
al niño-manzana

que sabe
que lleva
en el vientre.
Y no ve.

Llorará ese niño cuando su piel sea del aire,
buscará en la cuna de tablas
un gusano blanco que juegue con él a ser viento,
a subir y a bajar a las nubes,
a volar
sin saber y sin alas,
en una manzana caliente,
placentera caverna de sueños que no se recuerdan.
Olerá la manzana de nuevo
y allí, le darán lo que quiere.

Que le dejen paso
Que cierren las puertas
Y que nadie llame.

POEMA DE ISABEL MARTÍN SALINAS


Cabes, cuando te pienso,
todo entero en el hueco de mis manos
y salpican mis dedos tus tormentas
y tus tranquilas olas
vienen a morir dulces
a la playa de arena de mis palmas
y te poseo y aspiro tu salitre,
cuando te pienso, mar, cuando te pienso.

POEMA DE RAFAEL CORRECHER

AGUA.


Porque el agua carece de memoria
reparte sus sentidos,
busca tras los espejos
discretos minerales
como la plata antigua de los peces.

Y todo para qué
si el iris,
presencia última,
ya descubre en el ámbar de las gotas
el aliento sin fondo de la lluvia.

Los ojos tan abiertos en este jardín líquido
son labios sin pasado.

Y volverán de nuevo
los nombres que no olvidan,
porque en el agua
desconocen lo frágil,
sólo cubren las cosas, erosionan
con transparencia nueva
lo inútilmente frío.

MARIAN RAMÉNTOL SERRATOSA

LOS NEONES ANUNCIAN EL DESHAUCIO DE LA PIEL


En los jarrones se desnudan ramilletes
de aliento fúnebre que apestan a invierno
y la luz sólo sabe provocar
brotes de dermatitis sobre el asfalto.

Puede que los árboles exageren
el silencio acusador de la arena,
y haciendo oídos sordos al clamor de los neones
que anuncian el desahucio de la piel,
acaben por ser proscritos para siempre
a bordo de la última nube parturienta.

Hasta puede que el tacto se exilie en los vendajes
que confunden la virginidad del verde
con los pétalos de una rosa en el desierto.

Al final
nos quedará sólo el valor de la derrota
cuando la ingenuidad toque a rebato.

POEMA DE MARTA ZABALETA

Dedicado a Horacio Traful, el milenario.


Esta rosa doliente que es tu mente
se refleja en la sangre putrefacta
cuando la noche avisa
que detrás de las tinieblas
ya no hay nada.

Y tu voz, ya vacía del espanto
y tu mano, ya sin cuerdas ni nostalgia
y tus ojos, aun mirándonos
aunque asustados
alegres vivarachos
verdes
y el tocadiscos, toca un tango.

Sos tu muerte, y te vas otra vez a la intemperie
encadenado a la lluvia de las pampas:
revienta el cielo sus haces de quimeras
y ahoga la sombra del mañana
mientras, casi sin existir, me empaño.

POEMA DE ROSA MARÍA GARCÍA

No te engañes

En la ventana de los sueños,
la luna se derrama,
la luna crece
Se agita como un adiós.
Te araña la piel.
Duele.
No, no te engañes.
Asegúrate de que es la lluvia la que gime tras la puerta/
Cuando me haya ido.
¡Y no me busques, por Dios, en el espejo!/
Yo seguiré esperando todo el tiempo, sin medida./
Ya sin prisa,
ya sin miedo,
ya...sin amor, seguramente.
Ahora serás tu quien habite la soledad que yo dejo./
Pero no te engañes,
Que si tengo mis manos extendidas,
no es para mendigar caricias.
Las abrí para DARME.
...En la ventana del olvido,
la luna, se desangra,
la luna palidece,
Se oculta para llorar.
Te muerde la sonrisa.
Muere.

POEMA DE BEGOÑA MONTES

RISAS


La lluvia os escribe
con versos y escena,
con mantel y flores,
con novios de estreno,
con agua testigo
que empuja y vigila
paraguas robados
y verjas muralla;

Con mandil y taxi,
con noche
y amigos.

POEMA DE AMADO STORNI (MADRID. ESPAÑA)

SI TÚ ESTUVIERAS AQUÍ


SI tú estuvieras aquí
el mundo giraría
más deprisa que mi soledad
y el Amor
no sería un pájaro sin alas
al que tengo que enseñar
a volar todos los días.

Si tú estuvieras aquí
mis sueños que son tuyos
dormirían a tu lado
y el deseo
no sería una ventana enladrillada
con vistas a los besos que te debo.

Mis futuros no serían
pasados imperfectos
y mis labios,
adúlteros de ausencias,
aprenderían a decir “te necesito”.

De no haberte conocido
¿qué parte de mi alma se habría
quedado estéril,
estéril para siempre?

POEMA DE CARLOS ARDOHAIN


Tres hombres avanzan en la noche por la orilla

del bosque del rio del mar con el brazo

decho flexionado y el puño cerrado

van uno detrás de otro el primero

sostiene una linterna que apunta al suelo

va meditando el segundo esgrime

un puñal o un cuchillo de carnicero

no se ve bien está oscuro va soñando

el tercero sostiene un paraguas negro

va cantando deseando que llueva

pensando porqué no habré traído mi barrilete

con los colores de la bandera suiza ya que

avanzamos en dirección contraria al viento

el que lleva la linterna visualiza en su cabeza

una bola de fuego un hongo naranja una nube

de gas tóxico una bandera blanca en lo alto

de una escalera en llamas tiene ganas

de apagar la linterna pero no lo hace tiene ganas

de gritar pero le parece mejor hacer silencio

el que lleva el puñal sueña que mata a su padre

que tañe una campana en la catedral de su pueblo

que asegura el timón de un barco en la tormenta

tiene ganas de soltar el cuchillo pero no lo hace

tiene ganas de vomitar pero se contiene

el que sostiene el paraguas canta sin parar

piensa que de ese modo sustenta la marcha

de los demás piensa que todos dependen de él

y se obliga a mantener el buen humor como

el que marcha primero mantiene el rumbo

y el que marcha segundo mantiene la amenaza

piensa que hacen un buen equipo imagina

qué harán cuando lleguen que dirán cuando sepan

hacia dónde van qué veran cuando dejen de mirar

la nuca del compañero las sombras de la noche

la linde del bosque la orilla del mar o del río

cómo será ser más o menos de tres tiene miedo

de saber qué pasaría si deja de cantar tiene ganas

de llorar pero sin embargo aclara la garganta y canta.

POEMA DE JESÚS GRAVÁN (EL PUERTO DE SANTAMARÍA.CÁDIZ.ESPAÑA)

DÉJAME BESAR TU SILENCIO


Déjame besar tu silencio,
tus sílabas rotas de pavor.

Déjame que acaricie el miedo
que separa tus palabras del aire,
la distancia entre tu piel
y mis dedos de oxígeno.

Déjame que pronuncie con mi saliva
la muerte que arraiga en tus cabellos.
Déjame sentir tu tristeza;
saborear con mis ojos
tu voz dormida.

Déjame absorber el humo
de tus pupilas desnudas.
Déjame oler esa sombra roja
que deslumbra tu transparencia.

Déjame besar tu silencio,
aspirar el sordo oído de la distancia,
lamer la duda de tus manos,
morir siempre en tus palabras.

POEMA DE BERTHA CAROU (ARGENTINA)

Tiempo de tangos


La oda marchita
llora lágrimas de encuentro.
En la esquina
los faroles chispean luces desalentadas
es que la bruma otea
las sombras de la vereda.
Hubo un tango en un Buenos Aires malevo
pero hoy
es todo teatro
la vida es un teatro
(la comedia humana)
¿qué nos cambia el tiempo?
Hoy
te bailamos con la nostalgia prendida de los pies.
La lluvia
pasa un pincel brilloso al empedrado
buscamos el organito
y la biblia junto al calefón
no sabemos qué hacer con nuestra historia.
Caminamos.
Desde una reja
nos llega el aliento de jazmines
y los balcones fantasmas acunando
las notas de valses y milongas
en un piano que ya no está.
A la vuelta
los cartoneros despiertan el siglo XXI.*
Las luces de los coches
desatan
las únicas mariposas de un jardín de cemento.

POEMA DE Mª JESÚS SOLER ARTEAGA (SEVILLA. ESPAÑA)

PROPIO

Quise refugiarme en mi propio corazón lleno
no hace mucho de vida, de ilusiones, de deseos
(“El día de difuntos de
1836”, Larra)

Leí en aquella página del libro
que ahora descansa sobre mi mesa,
revuelta y llena de papeles:
Quise refugiarme
en mi propio corazón...
Pensé en el día de difuntos,
en el mes de noviembre, en Madrid en otoño;
pensé en el periódico envolviendo unos pescados,
en esas hojas arrebatadas por el viento,
en flores blancas que se oxidan,
en su corazón derramado sobre el papel.
Pensé en él y en la inutilidad del sufrimiento,
pensé cuántos otros artículos no escribió,
cuántas mujeres pudieron amarlo,
cuántas páginas faltaban en mi libro,
ése que dejé en la mesa revuelta.
Quise refugiarme
en mi propio corazón...
no se me ocurrió lugar mejor ni más seguro,
un corazón repleto de esperanza
y dichoso de latir en mi pecho.