miércoles, 15 de julio de 2009

POEMA DE MARTA ZABALETA

Dedicado a Horacio Traful, el milenario.


Esta rosa doliente que es tu mente
se refleja en la sangre putrefacta
cuando la noche avisa
que detrás de las tinieblas
ya no hay nada.

Y tu voz, ya vacía del espanto
y tu mano, ya sin cuerdas ni nostalgia
y tus ojos, aun mirándonos
aunque asustados
alegres vivarachos
verdes
y el tocadiscos, toca un tango.

Sos tu muerte, y te vas otra vez a la intemperie
encadenado a la lluvia de las pampas:
revienta el cielo sus haces de quimeras
y ahoga la sombra del mañana
mientras, casi sin existir, me empaño.

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